Cambio de posición en las monarquías mundiales

El reciente fallecimiento del rey saudí Abdullah bin Abdulaziz al-Saud, fallecido a los noventa años de edad, ha dado lugar a un cambio de posiciones entre los monarcas mundiales, quienes suben un peldaño en la lista de los monarcas más longevos.
Con el acontecimiento del fallecimiento del Rey Abdullah, S.M. la Reina Isabel II del Reino Unido con sus ochenta y ocho años de edad, pasa a ocupar el primer puesto, posicionándose en la actualidad como la monarca de más edad en un trono a nivel mundial. La Reina Isabel II nació el 21 de abril de 1926 y asumió el trono británico tras el fallecimiento de su padre el Rey Jorge VI el 6 de febrero de 1952 (su ceremonia de coronación se produjo en junio de 1953) y lleva 62 años en el trono.

A la segunda posición asciende el Rey Abdul Halim de Kedah en Malasia, con ochenta y siete años de edad. Nació el 28 de noviembre de 1927, y se encuentra al frente del sultanato malayo por segunda vez, ya que el sistema político establecido en la constitución del país, establece que los príncipes de los nueve sultanatos deben rotar el trono cada cinco años.
Y el tercer lugar pasa a ocuparlo el Rey Rama IX de Tailandia, quien prácticamente es una semana más joven que el Rey Kedah de Malasia. Nació el 5 de diciembre de 1927 y es conocido como El Grandioso.  Es Rey de Tailandia desde el 9 de junio de 1946 y por lo tanto en estos momentos el monarca que más años lleva ocupando su posición, por delante de la reina europea.
Tras ellos se encuentran varios monarcas, como por ejemplo el Emperador Akihito al frente del Trono del Crisantemo de la Casa Imperial de Japón, nacido el 23 de diciembre de 1933 suma en la actualidad ochenta y tres años de edad. O el sucesor del monarca saudí, Salman bin Abdulaziz nacido el 31 de diciembre de 1935, quien asume el trono a sus ochenta y un años de edad.

Desde Constanza Business & Protocol School deseamos larga y saludable vida a todos ellos.

¿De verdad son tan buenos los alemanes?

Lo
sabemos, son el motor de Europa, de hecho, lo han sido desde que el Reino Unido
dejó de ser una potencia industrial, hace ya algunos años. Además, han sido los
artífices de la línea de crédito a España de 100.000 millones de euros para que
nuestro sistema financiero no saltara por los aires, y, por si fuera poco,  ganaron el último mundial.
Hay
que tener en cuenta que la imagen que tenemos en el mundo de Alemania es la de
un país enormemente serio, en el que la gente es honrada y todos trabajan de
maravilla. Pues bien señores, parece que, como reza el dicho español «no
es oro todo lo que reluce». ¿Por qué decimos esto? Veamos, ¿qué producto
es la base alimenticia en Alemania? Exacto, la salchicha. Es lo que hay, en
México se comen tacos, en el Reino Unido fish & chips, en Italia spaghetti,
en Francia pain au chocolat oulala, en España tortilla de patatas y gazpacho, y
en Alemania, lo que comen son salchichas. Pues, según parece, y no lo decimos
nosotros, lo dice nada más y nada menos que la Oficina Federal de Competencia
de Alemania, al menos desde el año 2003 (cuando éramos jóvenes, guapos y
delgados), 21 fabricantes de salchichas (no uno, dos o tres, no, han sido 21,
que se dice pronto), han estado fijando precios para un producto tan básico y
de tal relevancia en Alemania como la salchicha… Un auténtico escándalo, para
un país en el que la honradez, bien hacer y profesionalidad están
sobreentendidas.

No
nos alegramos en absoluto de que algo así haya podido suceder, de hecho, nos
alegramos de que las autoridades alemanas hayan podido frenar algo como esto, que
atenta de semejante manera a los intereses de los consumidores, en un producto,
insistimos, básico en la dieta germana. Eso sí, parece que, como también reza
el dicho español, «en todas partes cuecen habas». Alemania tiene una
economía más robusta que la española, pero no lo es porque sus profesionales
valgan más. La economía alemana es más robusta porque, tradicionalmente,
han  tenido una legislación que ha
favorecido y alentado la creación de empresas, con miras internacionales, y ha
puesto a los empresarios donde deben estar, en el centro de la creación de
riqueza. Pero, como vemos, también en Alemania surgen empresas, personas y
profesionales que no hacen lo que es debido. 
Un tema que sin duda resulta
alentador es que, los alemanes tienen sistemas de control que funcionan, y como
muestra las acciones que la Administración ha llevado a cabo respecto a estos
21 fabricantes: ¿fijando precios durante años? Perfecto, 338 millones de euros
de multa… Seguro que a más de uno le quitan las ganas de jugar al monopoly… 

Delaviuda, un ejemplo de gestión en crisis

Delaviuda
siempre me traerá muy buenos recuerdos, a esas Navidades de la infancia, que
pasaba en casa de mi abuela en Bilbao, que adoraba los productos de esta
potentísima marca de Toledo, tierra que me encanta. Pues bien, esta es una
empresa que es un ejemplo de tesón, fuerza de voluntad, prudencia y saber
aprovechar las crisis. 
Sigue siendo una empresa familiar como ya era cuando se
fundó allá por el año 1927, aunque entonces, en Sonseca, tenía otro nombre,
Manuel López, nombre del fundador. Lo de Delaviuda vino por una tragedia que
sufrió la familia. Su fundador, Manuel, falleció en 1939 en la Guerra Civil, y
fue su viuda quien tuvo que sacar adelante la empresa y a sus hijos,
rebautizando sus vecinos de Sonseca su confitería, de Manuel López a Viuda de Manuel
López, y después a simplemente Delaviuda.
Lo
cierto es que esta es una historia de superación de las que animan a emprender
y a no rendirse nunca. El hijo de Manuel López, y de su viuda, sin la cual esta
empresa jamás habría creado la riqueza que ha creado, ni habría alegrado las
Navidades de millones de españoles, María, se hizo con las riendas de la
empresa y pronto decidió ampliar el negocio, y en 1963 abrió una fábrica de
producción y distribución en la propia Sonseca, donde estuvo en su día la confitería
de sus padres que, gracias a la calidad de sus productos, se había quedado
pequeña.
En
la década de los 90, que también tuvo su crisis, la empresa adquiere Mazapanes
de Toledo, un competidor de la zona que comenzó su actividad en 1910. A esta adquisición
se une, en la misma década, la de Monerris Planelles, es decir, la empresa
dueña de la marca El Almendro – sí, es la que todos estamos pensando, la de
«vuelve a casa vuelve por Navidad»- todo un referente en España.
En
la primera década del presente siglo, la empresa decide desestacionalizar sus
ventas y adquiere una compañía francesa llamada Artenay Bars que se dedica a la
producción y distribución de barritas de cereales y muesli, aprovechando la
situación de crisis por la que atraviesa la zona euro.

Como
se puede observar, esta es una compañía que ha basado su crecimiento, primero,
de forma orgánica, incrementando su capacidad de producción, para después
hacerlo también de forma inorgánica, comprando compañías fuertes en su sector
que, por motivos de recesión económica, no atravesaban por sus mejores momentos. 
Delaviuda es un ejemplo de lo que muchas veces ha dicho otro grande, Warren
Buffet, que hay que comprar pensando a largo plazo, invirtiendo en valores
fuertes, cuando el mercado está en estampida. Buena lección de una empresa
española de las que dan ejemplo a todos.