Ferrari, una muy buena inversión

Lo sabemos, más de una vez habrá
escuchado aquello de «un coche no es una inversión, es un gasto, su valor
no hace más que depreciarse desde que lo sacas del concesionario»; es una
gran verdad, a no ser que compre Vd. un Ferrari… Aunque claro, habrá quien
diga que un Ferrari no es un coche, es algo más, una pieza de arte, un ser
cuasi – divino.

Sea como fuere, en estos momentos
de gran tensión económica y de grandes fluctuaciones en los mercados
financieros internacionales, parece que Ferrari se ha convertido en un valor
refugio, más o menos como el oro. Parece que el mensaje ha sido el siguiente:
«Estimado inversor, ¿tiene miedo? Quédese tranquilo y compre algo seguro,
invierta en un Ferrari».
Los Ferrari en particular, y
sobre todo los coches clásicos se han convertido en un valor refugio los
últimos años, al estar los inversores más que aburridos de sufrir el continuo
rally bursátil en que se han convertido los mercados de capitales.

Como ejemplo, lo que un inversor
anónimo pagó por un Ferrari 250 GTO de 1963, restaurada por el ex piloto Paul
Pappalardo, 52 millones de euros. ¿Por qué es este modelo tan caro? Por su
escasez, los italianos apenas produjeron 39 unidades de este mítico
superdeportivo.
Parece por tanto que comprar un
coche puede salir más que rentable, eso sí, asegúrese de que más que un coche
sea una pieza de arte.